PLATOS CON VISTAS

19 de Febrero de 2022

El gusto es el sentido que más se vincula al placer de comer pero todos sabemos que no es el único importante. También degustamos con otros, somos capaces de paladear momentos. Una brisa o una mirada al horizonte pueden ser el complemento perfecto a una buena receta, porque hay ingredientes que pueden estar fuera del plato. En Siroco Abreboca os invitamos a cuatro propuestas gastronó micas aderezadas con algunas de las mejores vistas de un entorno único, el nuestro.

Lasaña crujiente, a los pies de la Roca

Asomados a la Bahía, en pleno puerto deportivo de La Alcaidesa, en La Línea, nos perdemos entre los sabores de bar Bitácora. Aunque en este establecimiento, más que perderse, uno siempre acaba encontrándose, como con la brújula de una bitácora.

Rodeados por los mástiles de las embarcaciones que atracan en este paraje en el que sobresale Gibraltar, comiendo en la terraza de Bitácora nos sentamos a los pies del Peñón, teniendo la falda de esta prominente y famosa roca casi a un palmo y sintiendo el frescor del mar en un suspiro. Entre las propuestas de este rincón gastronómico, una de las más demandadas es la lasaña crujiente. Una lasaña de carne retinta estofada al curry rojo con bechamel de payoyo y cardamomo. Los fideos tostados y los nachos son otros imprescindibles de este lugar.

La filosofía de bar Bitácora, que comenzó a navegar en 2019 bajo la iniciativa de tres hermanos, Álvaro, Javier y Eduardo González, es precisamente la de sorprender al cliente con elaboraciones nuevas, con sabores diferentes, dándole una vuelta a los platos más clásicos.

Así, combinan una elaboración tan tradicional como la lasaña, con productos locales característicos de esta provincia como la ternera retinta y el queso payoyo. Todo esto condimentado con semillas de cardamomo y curry rojo, que ofrece a este plato un toque picante que se pierde en nuestro paladar entre el queso fundido y la carne guisada, tierna y deshilachada.

Entre las propuestas de este rincón gastronómico, una de las más demandadas es la lasaña crujiente de carne retinta estofada al curry rojo con bechamel de queso payoyo y cardamomo

“Siempre estamos inventando, innovando. Nuestra ilusión es esa, sorprender, agradar y hacer disfrutar a través de nuestra cocina”, explica Eduardo, que sale un momento de la cocina de Bitácora para atendernos. Una cocina cuya disposición le permite ver siempre lo que está ocurriendo en el salón, cumpliendo con la premisa de estar a disposicióndel comensal: “Nos gusta ver las caras de nuestros clientes, cómo lo están pasando”.

Y es que la arquitectura de bar Bitácora no es casual. Levantado en pleno Muelle de Ribera, en terrenos de la autoridad portuaria, sus instalaciones, alejadas de lo clásico, aportan un toque moderno y vanguardista al Paseo Marítimo de Poniente: están conformadas por seis contenedores de carga, respondiendo así al entorno marítimo y portuario en el que se enclava.

Bitácora sirve una media de 100 cubiertos diarios, 120 los fines de semana. Los jueves, las reservas de mesas en terraza e interior para el sábado y domingo ya están completas. Señal de la buena salud de la que goza este joven establecimiento gastronómico que promete seguir sorprendiendo en este marco incomparable.

Taquitos de atún picante, en el balcón de Levante

Hay pocos lugares que puedan competir con las vistas que ofrece restaurante Mar Sana, en el Hotel Milla de Plata, en Torreguadiaro. Su nombre no solo es un guiño a su estilo de cocina, sino que también es una pista del privilegiado entorno natural, sobre el mar, en el que se asoman estos fogones.

En distintas alturas, Mar Sana cuenta con varias terrazas de madera construidas sobre un acantilado desde el que se divisa la provincia de Málaga, el litoral de Levante a su paso por los municipios gaditanos de San Roque y La Línea, el Peñón de Gibraltar, y de fondo Ceuta y Marruecos.

Rodeado de esta naturaleza, Mar Sana centra su cocina, siempre que sea posible, en el producto local, renunciando a todo tipo de tratamiento con salsas y acompañamientos que le hagan perder su esencia. A todo esto, su cocina mediterránea se fusiona con un toque asiático. Es uno de los pocos restaurantes que emplea el método kamado: una especie de barbacoa tradicional japonesa, de cerámica, en la que se cocina a presión, sin químicos, solo con leña vegetal, consiguiendo que el producto tenga una cocción natural y uniforme.

Siguiendo esta filosofía, los taquitos de atún picante macerado en salsa ponzu, con crema de aguacate, base de alga wakame, con rábanos y semilla de sésamos, es una de las elaboraciones estrella de este establecimiento. Un plato en el que el protagonista es el atún, un característico producto de esta zona del Estrecho aderezado con saboresasiáticos como el wakame y el agradable toque cítrico del ponzu.

Los taquitos de atún picante macerado en salsa ponzu, con crema de aguacate, base de alga wakame, rábanos y semilla de sésamos es una de las elaboraciones estrella de este establecimiento.

Mar Sana, en el límite entre las provincias de Cádiz y Málaga, se encuentra en el último edificio, o el primero, de la provincia gaditana, recibiendo la visita no solo de los clientes del hotel en el que se ubica, sino de otros puntos de una y otra provincia, y que cada fin de semana llenan las redes sociales de capturas, selfies stories en este entorno privilegiado.

“Nuestra filosofía desde que llegamos aquí hace 10 años es la de respetar y conservar este entorno natural. No tenemos vecinos, nada es edificable alrededor. Disfrutamos de unas vistas maravillosas”

“Este sitio es único, inigualable. Estamos en plena naturaleza. Nuestra filosofía desde que llegamos aquí hace 10 años es la de respetar y conservareste entorno natural. No tenemos vecinos, nada es edificable alrededor. Disfrutamos de unas vistas maravillosas”, señala Cristóbal, propietario del restaurante desde el que es posible degustar la mejor gastronomía mientras se pueden divisar a tan solo unos 100 metros delfines y todo tipo de aves migratorias. Un paraje con el que es difícil competir, ni siquiera con el mejor filtro. Naturaleza.

Pulpo con puré de patata frente a la cercana África

Disfrutar de las vistas del Estrecho de Gibraltar es siempre un placer visual si se encuentra el lugar idóneo para hacerlo. Y más si esto se hace acompañándolo de un buen plato que logre una doble experiencia: unas vistas apetecibles y un buen sabor.

Esta mezcla es una de las posibilidades que ofrece el restaurante-hotel El Faro de Punta Carnero, situado en la zona de Algeciras que recibe también este nombre, ya fuera de su núcleo urbano. Como establecimiento situado a escasos metros de la costa, en su carta destacan también los productos marinos. Entre las recomendaciones de la casa se encuentra la pata de pulpo, una opción que se puede encargar tanto a la brasa como frita y que viene acompañada de puré de patata con ajo confitado.

Mientras se paladea esta sugerencia de la casa, se puede disfrutar también de unas espectaculares vistas del Estrecho. Al estar situado a pie de mar, en un lugar estratégico, se pueden contemplar, en una jornada clara, el Estrecho de Gibraltar, que sirve de enlace entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, con el norte de África al otro lado, sin perder de vista el Peñón de Gibraltar.

Una de las ventajas del establecimiento, situado en primera línea de costa, es que no solo ofrece estas espectaculares vistas en su exterior, sino que también cuenta en su interior con una gran cristalera que permite mantener esa visión del paisaje al tiempo que los clientes se

mantienen a resguardo de los vientos que azotan la zona. “Hay veces que vienen incluso con mal tiempo a disfrutar de las olas. Si hay buen tiempo, tienes la posibilidad de ver África y Ceuta. Gusta tanto con buen día como con malo”, señala uno de los responsables del establecimiento, Juan Antonio Franco.

Ese placer visual no solo está en el propio restaurante, sino que gran parte de esa zona tiene unas vistas destacadas. Ya desde el acceso, al recorrer la acantilada carretera que lleva allí, se puede tener en todo momento una visión privilegiada de la Ensenada de GetaresylaBahíadeAlgeciras, al tiempo que a mitad del camino también se puede parar

para hacer una foto al faro de Punta Carnero, que da nombre al restaurante. “Estando dentro de Algeciras, parece que está fuera. Desconectas de lohabitual, de la cotidianidad. La gente hace su ruta de senderismo y de vuelta se queda con tranquilidad a comer. Aquí no hay doble turno. El que quiera puede estar toda la tarde si quiere“, destaca Juan Antonio Franco.

Aunque este restaurante lleva ya tiempo asentado en el municipio algecireño, fue hace ya tres años cuando tomó el rumbo que tiene actualmente y, además de restaurante, es un hotel que permite no solo comer sino también dormir con el ruido del mar a escasos metros de la almohada.

Entre las recomendaciones de la casa se encuentra la pata de pulpo, una opción que se puede encargar tanto a la brasa como frita y que viene acompañada de puré de patata con ajo confitado.

Chuletón de retinta, en El Tesoro escondido de Tarifa

Hay lugares tan de postal, tan de portada de revista de viajes, que parece increíble que los tengamos aquí, tan cerca, y que haya quienes aún no los han descubierto. Eso es lo que ocurre con El Tesoro, un restaurante en el que no solo se come de maravilla, sino que también nos brinda el regalo de poder hacerlo en una idílica terraza con impresionantes vistas sobre el Estrecho, la playa de Valdevaqueros y la costa de África, especialmente espectaculares en los días claros y azules de poniente.

Encontrar este lugar tan especial no resulta fácil para quien accede a él por primera vez, pero, como en todo tesoro que se precie, la búsqueda merece la pena... Enclavado en la parte alta del paraje de Betijuelo, entre Punta Paloma y Bolonia, semi escondido entre la vegetación de un enclave privilegiado, en pleno Parque Natural del Estrecho, El Tesoro ofrece al visitante toda una experiencia para los sentidos, en la que las espectaculares vistas se alían con una cocina sencilla y sabrosa, donde prima, por encima de cualquier otra cosa, el respeto a la calidad del producto.

Para los días desapacibles, El Tesoro cuenta también con un acogedor salón con chimenea, aunque este difícilmente pueda competir, para quien lo visita por primera vez, con el encanto informal de esa bucólica terraza rodeada de exuberante naturaleza.

Especializado en carnes a la brasa, cocinadas siempre en su punto sobre la parrilla, ha adquirido justificada fama su chuletón de ternera retinta, aunque en El Tesoro también ofrecen pescados de la zona, comoel atún rojo de almadraba o el pargo, y una amplia variedad de platos de la cocina mediterránea.

Eso sí, tal y como nos recuerda su propietario, Jesús Silva, a El Tesoro hay que ir con reserva previa y con dinero en efectivo, porque en esta escarpada zona de la costa tarifeña, tan próxima a Marruecos, no es raro que falle el datáfono. También es aconsejable sentarse a comer sin prisas... Al fin y al cabo, lo haremos ante uno de los mejores paisajes de la costa gaditana para dejarnos embriagar los sentidos y disfrutar de una tranquila sobremesa.