Las "duras" primeras horas de encierro en el hostal en el que se ha detectado un brote de coronavirus

Francis Mena
Periodista
19 de Junio de 2020
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David, 21 años, es una de las 16 personas que permanecen en cuarentena en el hostal Zagora de la calle Montero Ríos, después de que uno de sus huéspedes, un hombre de 78 años, falleciera ayer en el Punta de Europa y otros tres dieran positivo. Desde el angosto balcón de su habitación, en la que permanece encerrado, nos relata las "duras" primeras horas de encierro forzoso. Abajo, en la calle, cámaras de televisión y, al menos, dos policías nacionales o locales. También vecinos que salen y entran de sus casas "un poco asustados".

"Nos hemos enterados de que aquí estaba el coronavirus por el hombre mayor que ha muerto", asegura el joven, que es uno de los diez alojados en el hostal por cuenta de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Algeciras.

"Yo estoy muy nervioso, muy mal, tengo que tomarme pastillas", asegura David, que dio negativo como otros 13 huéspedes. Tres dieron positivos en las pruebas PCR de COVID-19: dos jóvenes migrantes de origen subsahariano de 19 y 24 años de edad, y una mujer de 70 años que fue trasladada al Punta de Europa. "Yo creo que los dos migrantes se lo pegaron al hombre mayor, porque estuvieron sentados con él", comenta.

"La trabajadora social y el Ayuntamiento y eso se están portando bien pero es duro. La mente te juega malas pasadas, hoy estás bien pero sabes que tienes que estar aquí mañana y el otro, y así 14 días. Y antes estábamos así dos o tres meses", expresa el huésped desde su balcón de la segunda planta. En ella, cuentan otros inquilinos, están los positivos.

Dos hombres en la azotea del hostal.

Las horas se hacen eterna en esa pequeña habitación de la calle Montero Ríos, en el ahora llamado barrio de la Caridad. "No paro de fumar y me estoy quedando sin tabaco, yo no tengo tele ni móvil, solo tengo el libro de la autoescuela porque quiero cambiar mi vida, ya me sé todas las señales", y sonríe a pesar de todo. "Cuando todo esto acabe no quiero vivir otra vez en la calle, llevo así desde los cinco años entre calle y centros de menores. Estoy cansado"; relata David una vida dura, a la que ahora se ha cruzado el coronavirus.

De la azotea del hostal Zagora asoman dos hombres, ambos con mascarillas y con una distancia más que suficiente. "Los contagiados están en la segunda planta, el hombre mayor estaba en la primera", comenta uno de ellos. "Nosotros estamos bien, dimos negativos, pero somos sospechosos y tenemos que estar aquí", explican con resignación.

Miembros de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil del Ayuntamiento y trabajadores de los Servicios Sociales se encargarán de llevar al establecimiento bolsas con alimentos que cocinan en el Comedor del Carmen y material de protección como mascarillas y gel hidroalcohólico para todos los residentes. Ellos y los servicios médicos son los únicos que entran y salen del hostal, custodiado por agentes, y con un cartel escrito a boli que pone "Cerrado".

Un policía local custodia el hostal.

"Estamos un poco asustados", dicen los vecinos

Unas puertas más allá, están los vecinos. Ninguno quiere dar su nombre. Un hombre que asegura que lleva 60 años viviendo en la zona comenta su preocupación. "Estamos un poco asustado por este problema", dice. "Cuando vimos dos coches de policía ayer aquí pensamos que era un robo; este barrio ha cambiado muchos", asegura el hombre desde la puerta de su casa.

Una vecina llega con bolsas de la compra. Tampoco quiere identificarse. "En esta calle somos muy pocos", se justifica. "Yo estoy preocupada porque mi suegra tiene 76 años, hoy ha salido al médico y le he dicho que coja por este lado", comenta la mujer mientras señala al lado opuesto a la pensión, apenas a unos pasos. "Ella tiene que salir a andar y a que le dé el aire pero, claro, yo sé que algunos [huéspedes] han estado sentado en mi escalón y por aquí hasta altas horas charlando y todo", comenta.

El hostal Zagora, un lugar de refugio para algunos sin techos y de transeúntes, se ha convertido, junto a las calles del barrio del mercado, en el foco de atención de la actualidad del COVID-19.