- • (2-1) La Segunda puede esperar
- • Salva Ballesta: “Aunque haya una parte de tristeza, hay otra de orgullo”
Los algeciristas han vuelto a dejar claro que este club está muy vivo y que el futuro es esperanzador. Casi 4.000 personas han teñido de rojo y blanco la localidad extremeña de Almendralejo. Allá dónde mirabas, había una camiseta del Algeciras, de este año o de cualquier otra temporada, pegada a la piel de personas de todas las edades.
Tras un año en el que los aficionados no han podido disfrutar como deseaban de su equipo, por culpa de la pandemia, hoy se han desquitado de lo lindo. Los cánticos algeciristas no han dejado de sonar en la Plaza de la Constitución de Almendralejo, donde se han congregado miles de algecireños. Una fiesta continua previa al partido más importante en 18 años. Más tarde, la riada albirroja se movía hasta el Estadio Francisco de la Hera, que acogía la gran final por el ascenso a Segunda.
Gabriel Navarro ‘Baby’, histórico entrenador algecirista, ha estado presente y aseguraba minutos antes de acceder al estadio que “nunca” había visto un desplazamiento así de la afición del Algeciras. Y ver, ha visto. En la grada del estadio extremeño, que ha vivido partidos de Primera, los algecireños eran absoluta mayoría. El gol de los de Salva Ballesta retumbó las gradas. Luego, llegaron los del rival y momentos de silencio. Incluso lágrimas de algún pequeño aficionado. Pero en mitad de la fiesta de la Real Sociedad B sonó con fuerza la ovación de los hinchas a sus jugadores. Un reconocimiento emocionante.
La afición del Algeciras CF, a los pocos kilómetros de salir de Almendralejo camino a la ciudad de la bella bahía, curaba sus heridas con los buenos momentos vividos esta temporada: lideratos, un ascenso a la Primera RFEF en casa del eterno rival, la victoria al UCAM, la de hace una semana al San Sebastián de los Reyes, y cada segundo de esta final, entre otros. Que les quiten lo bailao.