El módulo 10 de la cárcel de Botafuegos es "una olla a presión". Son palabras de un funcionario de prisiones tras el último intento de motín que se produjo el pasado sábado precisamente en ese módulo, cuyos reclusos fueron ya protagonistas hace unas semanas de otro altercado grave.
El portavoz del sindicato ACAIP-UGT, José Luis Alcaraz, califica al módulo 10 como "muy difícil y complicado" al estar conformado en su mayoría por presos con un alto perfil delictivo, multireincidentes y que no se adaptan al régimen ordinario de vida.
El problema surge cuando estos espacios se encuentran por encima de su capacidad. Actualmente el módulo 10 cuenta con 81 reclusos frente a los dos únicos funcionarios que los vigilan, es decir 40 reclusos especialmente peligrosos por trabajador.
Desde los sindicatos de prisiones como ACAIP-UGT o Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) solicitan la reapertura del módulo 11 para poder aliviar, en parte, la tensión del 10. El 11 se cerró hace un mes para trasladar a otros departamentos a los internos responsables de la quema de coches a funcionarios y desde entonces permanece sin actividad, un hecho que los representantes de los trabajadores no entienden.
En este sentido, Alcaraz es tajante: "en una prisión por encima de su capacidad, no se pueden hacer experimentos". Hace referencia a las intenciones de la dirección de darle al módulo 11 otros usos distintos. Cabe recordar que Botafuegos cuenta en la actualidad con 1.200 presos.
Los representantes sindicales aseguran que el intento de motín del pasado sábado que se saldó con un funcionario herido con fractura de dedo fue "muy grave" y recuerdan que no ha sido el único. De hecho, el del pasado sábado comenzó por una pelea entre dos reclusos que acumulan más de 100 expedientes disciplinarios cada uno. Hizo falta toda la plantilla de funcionarios disponible en ese momento para restablecer el orden en la prisión y evitar que el motín fuera a más.
Desde los sindicatos lamentan que en el último año "los compañeros han sufrido fractura de cráneo, rotura de la órbita del ojo, un esguince, puñetazos, fractura de dedo e incluso presos que han tenido comportamientos incívicos con funcionarias".
Ante estos hechos, el colectivo de los funcionarios de prisiones sigue sin explicarse porqué no se les ha declarado agentes de la autoridad. "Todo vale para un funcionario de prisiones, al final se queda como una sanción administrativa y no hay más consecuencias ante estas agresiones", manifiestan.
De nuevo se pone la atención en la saturación de la cárcel algecireña y la falta de medios humanos. Los trabajadores miran para las prisiones de Ceuta o Archidona, que funcionan por debajo de su capacidad, y no entienden porque Botafuegos tiene que absorver los presos de estos dos centros penitenciarios.
"Si Archidona y Ceuta funcionaran al 100% y no tuviéramos aquí a sus internos nos harían unos reyes", afirma Alcaraz.