La Asociación de Vecinos del Barrio de la Caridad ha trasladado a 8Directo que rechaza rotundamente las acusaciones de racismo y xenofobia difundidas recientemente por varias ONG y un partido político. El colectivo ha señalado que dichas afirmaciones son "absolutamente falsas" y "suponen una falta de respeto hacia un vecindario que, durante décadas, ha demostrado con hechos su capacidad de convivencia e integración".
En su comunicado, la asociación ha subrayado que el barrio es uno de los más diversos de Algeciras, recordando la presencia de dos mezquitas, comercios regentados por vecinos migrantes y una convivencia diaria que "desmiente por sí sola cualquier intento de presentar la zona como un entorno intolerante". "Quienes nos acusan ni conocen la realidad ni han mostrado intención de hacerlo", han indicado.
La entidad ha exigido que se deje de utilizar al vecindario en comunicados con tintes políticos y ha puesto el foco en la proliferación, en los últimos meses, de recursos sociales instalados sin informar ni al Ayuntamiento ni a los residentes. "Esta falta de transparencia es inaceptable", han subrayado.
Según la asociación, la concentración desmedida de centros de ayuda y alojamientos para migrantes ha generado "una situación insostenible", no por rechazo a la presencia de estas personas, sino por una planificación deficiente que sitúa toda la carga en el mismo punto de la ciudad. Han advertido además de que muchos de estos alojamientos "presentan deficiencias serias, instalaciones obsoletas, sobreocupación y falta de condiciones mínimas", lo que, a su juicio, vulnera la normativa y pone en riesgo tanto a quienes se alojan en ellos como al entorno.
"Concentrar la vulnerabilidad genera problemas. Y luego señalan al barrio", han incidido. En esta línea, la asociación ha cuestionado por qué se permite agrupar a tantas personas en edificios masificados que no cumplen condiciones dignas ni cuentan con licencias. "Eso sí es una forma de discriminación", han añadido.
El colectivo vecinal ha asegurado que seguirá exigiendo una distribución equilibrada de recursos y respeto hacia un barrio que, según han dicho, siempre ha dado más de lo que recibe, insistiendo en que la solución pasa por una planificación justa para toda la ciudad y no por atribuir al vecindario actitudes que consideran infundadas y ofensivas.