A pesar de la lluvia, el Cristo del Amor ha vuelto a salir este Martes Santo en Los Barrios, desafiando al mal tiempo y cumpliendo con su barrio. No pudo realizar el recorrido previsto hasta la Parroquia de San Isidro Labrador, pero sí celebró su Via Crucis en los alrededores de la plaza de la barriada de Nuestra Señora de Fátima.
Este Cristo, tallado por Antonio Begijar en 1986 y llegado desde La Línea en 1990, sigue despertando pasiones y sumando nuevos fieles entre los vecinos del municipio y de todo el Campo de Gibraltar, que acuden cada año a este encuentro íntimo con la fe. El itinerario inicial contemplaba un recorrido amplio por las principales calles del municipio con visita a la Parroquia San Isidro Labrador, con salida a las 20:00 horas y recogida a las 23:00, pero finalmente se desarrolló en los alrededores de la capilla de las Doscientas viviendas.
Mari Carmen García, su cuidadora desde hace más de 30 años, lo mantiene en perfecto estado todo el año, especialmente en los días previos al Martes Santo. “Llevo días preparándolo, es que no me separo de él”, contaba emocionada a los micros de 8Directo. Su vínculo con el Cristo es profundo y personal: “Estuve muy malita y le dije a mi Manué: o me sacas del hospital o no te voy a poder sacar yo a ti”, confesaba.
“Yo cojo, me siento aquí —señala el banco frente al crucificado— y le digo: Manué, que ya no puedo más, que yo estoy pa’ jubilarme con 75 años que tengo. Me siento. Lloro. Le hablo, le cuento mis cosas. Y entonces él lo hace. De repente, empiezan a llegar costaleros y vecinos que me ayudan, y hacen que siga saliendo. Todo mejora, y de nuevo estoy metida en el ajo”, relataba en 2023 para el Especial de Semana Santa de 8Directo, mientras mostraba los rincones y entresijos de la capilla, un espacio cedido por el Ayuntamiento y cuidado por los vecinos.
Mari Carmen comenzó su entrega al Cristo del Amor en ese mismo 1990, cuando llegó a Los Barrios. “Era una pasión tan grande que todos se fijaban en este Cristo y dejaban sola a la Virgen, por eso lo echaron”, recuerda.
La talla impone. Su tez morena, el cabello ondulado como tizón, las costillas marcadas, el paño blanco y la sencilla corona de espinas configuran una imagen serena y desgarradora. Sus ojos cristalinos, capaces de seguirte con la mirada, conmueven hasta lo más profundo. Una imagen que impresiona y consuela a quienes le sostienen la mirada.