Moeve ha celebrado, en 2025, 60 años desde su llegada a Andalucía y al Campo de Gibraltar, en San Roque. Lo hace en una etapa de transformación, de cambios, de moléculas verdes por grises en esa transición energética que experimenta el sector industrial. Pero hay algo que no cambia: llamémosla molécula P, la de las personas, que seis décadas después sigue siendo la principal fuente de energía para impulsar a la compañía hacia un futuro lleno de ilusión y retos.
Durante el acto de conmemoración de la efemérides, la compañía quiso dar el protagonismo a sus emplead os, a los que están y a los que estuvieron. Jaime de Sola, uno de los más veteranos aún en activo con 36 años en la empresa, y María González, una de las más jóvenes, dialogaron sobre sus experiencias, anécdotas y vivencias en el Parque Energético de San Roque.
Jaime recordó las muchas paradas y arranques que ha vivido, pero hay una que nunca ha olvidado ni podrá olvidar, una especialmente complicada del año 90: "Llevaba siete meses trabajando y a mitad de la parada mi mujer se puso de parto de mi primera hija, Paloma, a quien mis compañeros llamaron 'la niña de la parada'; nació a las ocho y media y esa misma mañana tuve que regresar y conseguimos sacar adelante el trabajo".

"Me reconforta ver que en Moeve es posible crecer profesionalmente y alcanzar las metas propuestas en el parque", aseguró la joven algecireña María, que lanzó una pregunta a su compañero: "¿Crees que los jóvenes estamos preparados para conseguir esos objetivos de la empresa?". "No lo creo... estoy convencido de lo que podéis hacer. Sois el motor, los mayores son los que han impulsado hasta aquí pero vosotros sois el futuro", respondió Jaime, natural de La Línea de la Concepción.
María relató que cuando llegó al parque de Guadarranque le impresionaron las torres, los tanques, "no esperaba que fuese tan grande" y dijo sentirse "cómoda desde el minuto uno". Jaime comentó que la empresa es una gran familia y recordó a los jubilados, para los que pidió un aplauso, también para todos los que componen Moeve y las empresas auxiliares. Un reconocimiento para la gran familia que cumple 60 años.
"¿Estamos los jóvenes preparados para los retos de Moeve? Estoy seguro"
Con el acto cerrado y con el intercambio de saludos y abrazos, Marisa Martín compartió su experiencia con 8Directo. Con solo 18 años se convirtió en la primera mujer en entrar a trabajar en las instalaciones —entonces de Cepsa— en San Roque. Era finales de los sesenta y comenzó como secretaria, jubilándose tras 46 años de trabajo, después de aprovechar las promociones internas hasta convertirse en técnica de Medio Ambiente.
Recordó que los comienzos no fueron fáciles: "Imagínate el contexto de la época, una mujer joven en un sitio donde sólo había señores, aunque algunos no se comportaban como señores, pero había que echarle coraje y yo siempre le he echado mucho coraje", expresó.

Su trayectoria refleja no solo la evolución profesional de una mujer pionera, sino también el cambio social que ha vivido la empresa. Marisa, que además es doctora en Historia y da clases en la universidad, reconoce que le emociona ver ahora a tantas mujeres plenamente integradas en el Parque Energético. "No te puedes imaginar la alegría que me da, y el comportamiento de los compañeros ahora no tiene nada que ver, ahora sí son compañeros", declaró la antigua trabajadora de Moeve, que aseguró "tener para escribir un manual de cómo era la vida social de los dos géneros juntos".
"Me da alegría ver a tantas mujeres y tan integradas ahora con sus compañeros"
Hoy aún recuerda los buenos momentos, las fiestas cuando se daba algún reconocimiento, o las comidas de puesta en marcha o finalización de paradas, "que es cuando terminas de hacer el esfuerzo completo". "Entonces te juntas con los compañeros, une mucho este tipo de trabajo", explicó. Sobre el futuro, espera que los jóvenes tengan "una postura positiva, alegre y dedicación, sea la empresa que sea".
Diego Castañeda, también jubilado, rememoró su entrada en la refinería en 1973 con 23 años, a la que llegó como operador. Aseguró que mantiene la relación con los compañeros. "Nos vemos, nos hablamos, nos llamamos... Han sido muchas horas de turnos, 46 años de mañana, tarde, noche... Yo he convivido mucho más con ellos que con mi familia".

Destacó los sacrificios de los primeros años, con turnos muy penosos, que “afortunadamente” han mejorado con el tiempo: “Hemos pasado muchos momentos duros, compañeros que tuvieron problemas, pero también muchas cosas buenas. Todo eso une mucho”.
"Cuando acababan las negociaciones del convenio éramos todos compañeros"
Además, destacó su papel como sindicalista y como parte negociadora de convenios. "Mantuvimos una lucha importante. Negociábamos el convenio nacional, el de aquí, el de Huelva o Tenerife. Hemos peleado mucho, pero se lograron buenos acuerdos. Los jefes se portaron bien: en la mesa cada uno defendía lo suyo, pero después éramos compañeros.”
Diego ya está jubilado pero sigue emocionalmente muy vinculado a la empresa, por todo lo vivido y porque sus hijos trabajan ahora en Moeve.
Los testimonios de Jaime, María, Marisa y Diego reflejan que los 60 años de Moeve en Andalucía no se cuentan sólo en cifras, sino en historias de esfuerzo, vivencias, coraje, aprendizaje y camaradería. A pesar de los muchos cambios, la molécula P, la de las personas, sigue siendo la fuente de energía más valiosa y preciada de la compañía.
