Ucranianos en el Campo de Gibraltar tras un año de guerra: "Estamos agotados emocionalmente"

Agotados emocionalmente. Así se encuentra la comunidad ucraniana del Campo de Gibraltar cuando se cumple un año de la invasión rusa en Ucrania e inicio de la guerra. "Pensábamos que esto iba a durar menos, pero no. Aquí seguimos, aguantando el chaparrón. Convencidos de que venceremos, pero la verdad es que agotados emocionalmente", comparte con este medio Eugenia Glushchenko, residente en Algeciras desde hace ya 15 años, y una de las responsables de organizar la ayuda humanitaria que se envía desde esta comarca hasta su país. Aún hoy continúan con esta tarea. 

"Está siendo muy duro, ver cómo están destrozando tu país, tu hogar, y no saber cuándo podrás volver. Parece mentira que en el siglo en el que estamos, en Europa, estemos sufriendo una guerra. Están muriendo inocentes, niños, todos los días. Esto no debería estar pasando", nos explica a través del teléfono Sofía Kustko, una joven ucraniana de 22 años que, tras conocer Algeciras pasando en esta ciudad los veranos de su infancia con una familia de acogida, tuvo la oportunidad de cursar aquí sus estudios de Secundaria y aquí se quedó. Desde 2020 vive en esta ciudad con su pareja y su hija. Tras el estallido del conflicto consiguió traer hasta un lugar seguro a su madre, su hermana pequeña y su sobrina, que viven entre Málaga y Algeciras.  

Allí en Ucrania continúan dos de sus hermanos, sus tíos y sobrinos. "Uno de mis hermanos está luchando en la guerra. Ya ha sufrido varios ataques y ha estado ingresado en dos ocasiones. Nosotros aquí, pues bueno, lo estamos pasando regular, pensando en ellos todo el tiempo, pero claro, los que lo están pasando peor son ellos. No es lo mismo pensarlo, contarlo, que vivirlo allí". Asegura que vive pegada al teléfono móvil, nerviosa, durmiendo a ratos durante las noches.     

"Yo llevo todo este año levantándome y acostándome leyendo las noticias, es lo primero que hago cuando empiezo el día y lo último cuando lo acabo. Luego estoy todo el día hablando con uno y con otro, escribiendo a mi gente para saber si siguen bien", apunta Eugenia, que destaca el cansancio mental y anímico que comparte con todos aquellos compatriotas que siguen la guerra a miles y miles kilómetros de su país. "Este año yo no quería poner ni árbol de Navidad ni nada, pero al final lo he hecho un poco por los niños, porque la vida sigue aunque no te quites de la cabeza lo que está pasando allí". "Yo estoy acostumbrada a celebrar la Navidad separada de mi familia, porque venía aquí con mi familia de acogida, pero esto es diferente, sabiendo lo que está pasando...no hay ganas de fiesta ni nada", añade Sofía.

Muy dificil la situación que atraviesan los ucranianos, por supuesto los que permanecen en su país, pero también los que viven el conflicto desde fuera. "De las familias que han venido aquí refugiadas, los adolescentes son lo que más pena me dan. Los más pequeños no entienden muy bien y se adaptan rápido, pero los críos de 13, 14 años, muchos sufren de ataques de pánico, ansiedad y están yendo al psicólogo. Llevamos a algunos de ellos a la Feria de Algeciras y con los fuegos artificiales, por ejemplo, lo pasaron muy mal porque les recordaba a las bombas. A estos niños les han sacado de su país, de su casa, su colegio, separado de sus amigos de toda la vida, y ahora se ven en otro país, yendo a clase en un idioma que ni siquiera entienden, no pueden comunicarse en condiciones. Se sienten muy solos y están deseando volver a Ucrania", explica Eugenia, que alojó durante una larga temporada en su casa en Algeciras a su cuñada y sus tres sobrinas. Ya han vuelto a Ucrania. "Al final no es forma de vivir. Hemos llegado a ser 10 personas en una misma casa y, claro, en cuanto pueden pues vuelven. Al final fuera de Ucrania no tienen nada". Eugenia tiene a su padre, sus hermanos y amigos en Ucrania.  

Según las últimas informaciones que les llegan, el conflicto va para largo. "Nos dicen que están recuperando muchos territorios, pero claro, a coste de muchas vidas. No sabemos cuánto va a durar este horror. Mandamos mucha fuerza a todos los que están allí. Esperemos que todo esto acabe pronto y que podamos volver a donde nacimos y crecimos", añade Sofía, que desde hace un año ondea con orgullo la bandera de Ucrania en su balcón.

"Que no se olviden de nosotros"

Eugenia, por su parte, continúa canalizando gran parte de la ayuda humanitaria que se envía desde el Campo de Gibraltar a Ucrania. "Seguimos, seguimos en la lucha. Somos muchos menos voluntarios, porque ya no recibimos tantas donaciones como al principio, pero ahí seguimos. Al final la gente se quema, se acaba cansando. Ahora recibimos sobre todo ropa usada pero de comida y eso nada. Todo ha subido mucho de precio también". Echan en falta más ayuda por parte de las administraciones y empresarios de la zona. "Todo se ha desinflado mucho. Esa ayuda y esa atención del principio, nada. Y es una pena porque con un poquito que diese cada uno, ya es mucho, pero hay que querer y acordarse".

Asegura que a veces duda de si continuar o no con esta tarea. "Nos venimos abajo pero cuando nos mandan fotos de los paquetes que han recibido, de lo que les mandamos, eso nos da ánimos para seguir, aunque sea poco a poco. Es importante que no se olviden de nosotros, por favor, que seguimos aquí". Eugenia continúa recogiendo todo tipo de ropa, medicinas, alimentos básicos no peredeceros y productos de higiene en un espacio facilitado por el Ayuntamiento de Algeciras en las pistas del Enrique Talavera. Su horario actual de apertura es: lunes y miércoles por la mañana, de 09.30 a 11.30 horas, y martes y jueves, de 17.00 a 19.00 horas. La ONG Niños de Ucrania y Andalucía, presidida por Lola Pérez, es otra de las asociaciones a través de las que ayudar al pueblo ucraniano.